Para hoy tenemos un delicioso aperitivo de día del amor y la amistad: nuestro polémico Orton Wuelles ha querido legarnos un delicioso manjar. Hemos querido ambientarlo con el fotograma (izquierda) de la película Cutting Moments, del año 1997, dirigida por Douglas Buck (traten de conseguirla, es imposible). Si quieren ver una escena terrible asómense a esto (
http://www.youtube.com/watch?v=TTBEPS6n_8U) ADVERTENCIA, PARA MAYORES DE 18 AÑOS. CONTENIDO GRÁFICO EXPLÍCITO Y ESCENAS QUE PUEDEN RESULTAR HIRIENTES PARA EL ESPECTADOR. (Si quieren verla deben crear una cuenta en youtube).
Esto es lo que pasa cuando a una mujer no le ponen atención. Podría resultar una radiografía freak del despecho amoroso. Hail to bizarre love! Hail to Jörg Buttgereit!
Onetti también tiene un relato de este corte (se titula "El infierno tan temido").
NUNCA LE MIENTAS A UNA BRUJA
Por: Orton Wuelles
Cuando se repuso del dolor, Patricio quiso saber el motivo por el que la desconocida le había dado una patada en los testículos. La siguió cuando se encontró con ella en el supermercado. Tenía la misma blusa azul oscuro del día anterior. Se chocaron en una esquina y la mujer sin más se limitó a patearlo. El golpe lo tumbó al suelo sin respiración por unos minutos.
Cuando llegó a la casa y la mujer le abrió, se miraron. Ninguno encontró algo en la cara del otro.
Lo dejó pasar y dijo el poco cordial "qué se le ofrece". Cuando lo llevó hasta la bola de cristal y se sentó, Patricio reconoció a Gladys. Era la mujer a la que había abandonado por su actual esposa.
Ella, sin mirarlo, puso las manos en la curva del cristal y cerró los ojos. Unos fluidos como de cañería se removían al interior de la esfera.
- ¿Qué quiere saber sobre sus hijos?
- No quiero saber nada de ellos, Gladys. Quiero saber por qué me pegaste así. Estás irreconocible, ¿desde cuándo te dedicas a estas cosas?
- Eso es mi problema. Agradezca que no le hice nada peor. De hecho, le recomiendo que se vaya.
- ¿Por qué? ¿Quiero saber? ¿Qué pasa? Todo había acabado bien entre nosotros, ¿por qué sigues con esa agresividad? - la cara de Patricio se había empezado a tornar grasosa, tiñéndose de ridículo y falsa amabilidad.
- ¿De verdad quiere saber? ¿No quiere irse sin enterarse de algo terrible?
- ¿Qué puede haber de terrible en lo que pasó?
La mujer le puso una mano en la frente. Ambos cerraron los ojos. El brazo de ella parecía una rama de árbol colgada de la frente sudorosa del hombre. Por los movimientos parecía que una sanguijuela seca succionara pensamientos y aventara otros. La mente de Patricio se inundó de visiones predecidas por gritos de pitonisas antiguas y el gemido plácido de cualquier delirio producido por un alucinógeno. Vio a mujeres y hombres revolcándose en el suelo, repitiendo frases de idiomas inexistentes, convulsionando, poniendo en blanco los ojos, soltando litros de saliva...
"Cuando me dejaste por la que es tu esposa, yo descubrí mi poder. El dolor y la soledad me dieron poder para encontrar el dolor y la soledad de otros. Hoy has decidido recurrir a mí para completar mi venganza. Pero ha sido tu elección quedarte: tú buscaste sufrir. Has besado la boca de la serpiente que te muerde".
Patricio daba razones a Gladys para dejarla por una mujer diez años más joven.
- Mira, yo no puedo hacer nada. Te quise mucho pero ya no te quiero. Me enamoré de ella.
- Lo entiendo. Eso no significa que yo tenga que dejar de llorar. Es mejor que te vayas.
- Tú eres una persona super especial para mí. Ya encontrarás a otro que te quiera como te quise yo. Eso es seguro.
- A ti no te debe importar si lo encuentro o no.
- No me tengas rabia, niña. Ten por seguro que yo te amé tanto como la amo a ella.
- Si fue así, entonces déjame tranquila.
- Es más, si ambas épocas estuvieran juntas y todos fuéramos igual de jóvenes te habría elegido a ti.
"Cuando descubrí mi poder quise confirmar la frase. Verifiqué todos los pasados y futuros posibles. Te habría dejado en paz si me hubieras dicho la verdad. Serás el fruto de lo que sentiste por mí. Míralo tú mismo".
Gladys, Patricio y Camila tenían la misma edad. La edad del sonrojo y los furiosos deseos sexuales. Eran tan hermosos como son representados los ángeles y los primeros hombres que poblaron el mundo. Ambas lo amaban y decidieron confrontarlo. Ninguna tenía certeza de cuál de las dos sería su preferida: era como la decisión salomónica de cortar un bebé en dos mitades.
- Me quedo con Camila.
La Gladys de este sueño que se infiltraba en el mundo miró a la imagen del sueño del hombre que se llamaba Patricio. Se sintió mirado desde todas las edades y todos los futuros posibles. En todos era mentira su frase. Era un gran crimen que debía ser pagado con un solo y único futuro. El hombre apoyado en la mano de la mujer sintió que unas uñas se le clavaban en la frente, era una furia eterna y sin fin desplegada en una fuerza que parecía triturarle la cabeza. Las energías más oscuras del mundo venían a poblar su mente: mujeres embarazadas desangrándose por el efecto de puñaladas, una niña tratando de meterse en la vagina sus ojos recién arrancados, un hombre mirándose las entrañas y tratando de introducir a una mujer momificada en su cuerpo.
Patricio sintió un ardor en el ano y un relampagueo de luces mientras oía lo siguiente: "Me tuviste pesar... No dijiste la verdad... yo te amé tanto como la amo a ella... No tuviste el respeto suficiente para decirme las cosas... Tú eres una persona super especial para mí... Yo te elijo este futuro porque tú no fuiste capaz de elegir mi pasado, sólo lo hiciste por compasión... te habría elegido a ti...".
Cuando el hombre despertó sintió en la mejilla la mano pesada de un negro que le decía: "fuiste magnífico, amor". Al cerrarse la puerta con violencia, se levantó y se vio desnudo en una cama mugrosa de un motel de pobres. Le habían perforado el culo con una violencia que le impedía caminar. Se vistió. Llorando llegó a su casa.
Camila lo recibió con una sonrisa y, cuando ambos entraron a la habitación del niño, vieron la pantalla del computador encendida. Estaba viendo una foto en donde su padre salía semi dormido disfrutando de una enculada que le propinaba la polla del negro de marras. A Patricio se le ocurrió pensar lo más sabio y sin mentira que podría pensar en ese momento: "¡Ojalá le hubiera partido el culo a esa malparida!".