domingo, 27 de septiembre de 2009

BUTTGEREIT: EL REY DEL GORE ALEMÁN

Los representantes del cine gore alemán son Andreas Schnaas, Olaf Ittenbach y Jörg Buttgereit. Los dos primeros hicieron películas míticas (Violent Shit y Black Past) que son íconos del gore. Tal vez no sean dignas de ser vistas porque el único argumento evidente es el de la sangre, tripas y sesos derramados... El guión de ambas es pobrísimo y las historias logran aburrir.
Pero la serie B y el gore alemán tienen a su superestrella: Buttgereit. Un director que combina historias nacidas de mentes enfermas o sumergidas en un mal viaje de drogas con las típicas cuchilladas, desmembramientos y regueros de sangre que caracterizan al cine gore.
Jörg nació el 20 de diciembre de 1963 en Berlín y ha vivido allí toda su vida. A los cuatro años tuvo su primera experiencia con el cine: su padre lo llevó a ver Sinbad y la Princesa (the 7th Voyage of Sinbad) del director Nathan Juran. Cuenta que se cagó del susto con los monstruos diseñados por Ray Harryhausen y desde ahí empezó su afición por el cine. Devoraba las películas de Godzilla y otros monstruos animados por stop-motion.


Diez años después se compró una cámara Super 8 con la que grabaría sus primeros experimentos. Desde 1982 hasta 1984 aparecen el reconocido Capitán Berlin (un superhéroe improvisado que tiene algo del Santo y el hombre araña), Mein Papi (una especie de documental sobre su propia familia donde se reflejan las características de una familia disfuncional, los orígenes de problemas de salud en el padre y la muerte de la madre por cáncer), Der Gollob (una parodia del Golem en la que el monstruo emerge de un pedazo de pizza rancia) y Horror Heaven (una excelente recopilación de viñetas dedicadas a Boris Karloff, en donde vemos a una estúpida momia vengadora con guantes de boxeo, un Godzilla -aquí se llama Gazorra- que lucha contra una imitación triste de Mazinger Z y a la mujer caníbal, una tonta que para defenderse le muerde el pene a un acosador sexual -el órgano tiene un raro parecido con las salchichas Zenú-). La última se puede ver completa en youtube.

En 1985 aparece Hot Love, su primera obra seria. Resumo: un hombre encuentra a la mujer que ama con otro hombre. Como venganza la viola y se corta las venas. El amante cuida de la mujer embarazada hasta que nace el bebé. Una noche el niño empieza a vomitar y del vómito sale su padre en forma de zombie para recuperar "literalmente" el corazón de su amada. Algo "hermoso" para el pasado día de amor y amistad.
En 1986 participa de una monumental producción llamada Jesus-Der Film. Su versión de Jesús de Nazareth era de vampiros. Ya se imaginarán dónde habrían puesto los clavos-estacas de este Cristo de colmillos.
En 1987 apareció Nekromantik, una película enfocada en el amor necrofílico de dos amantes que buscaban cadáveres para satisfacer sus ansias sexuales. Los efectos son de pésima catadura, pero la historia tiene algo que taladra en el cerebro del espectador.

Fue considerada por John Waters como la primera película erótica de terror necrofílico. Algunos fragmentos de la película son terriblemente fuertes: el accidente con el que se surten del primer cadáver parece real.

Esta película fue censurada y catapultó al director a una fama oscura que le abriría puertas en el cine underground y le cerraría otras en el mainstream.
Tres años después llegaría la que considero su mejor película, Der Todesking (El rey de la Muerte). Una intrincada y hermética colección de suicidios presentados en distintas situacíones e intercalándose con la imagen de un cadáver que se va descomponiendo. No apta para maníacos autodestructivos: tiene un discurso demoledor sobre el suicidio que despedazaría argumentos de los que llaman cobardes a los suicidas.















En 1991 llegaría otra joya, Nekromantik 2. Los efectos son mejorados al cien por ciento y la historia es espantosa. La protagonista es el non plus ultra de la femme fatal y la maldad femenina. Continúa la historia de la primera parte, pero esta vez una mujer es la interesada en amar desesperadamente a un cadáver. Un pobre hombre cae en sus garras.
El idilio es perfecto: un contraste entre la música romántica que recuerda a Serge Gainsbourg y la música de plancha, la ralentización típica de las películas de amor, el paseo tradicional a parques de diversiones, el amor visto desde muchos planos y la áspera afición sexual de la mujer.
Si no tienen estómago fuerte no vean la película. El final es sobrecogedor.
Por último, en 1993, aparece Schramm. La historia de un asesino en serie que revive su pasado. La película tiene sus virtudes y algunos momentos delirantes como la aparición de una vagina dentada apunto de devorar un pene y la escena en donde el protagonista folla con una muñeca inflable que consta de un cuadrado con tetas y vagina (y pare de contar). De resto, se podría decir que no alcanza a expresar la fuerza de las producciones anteriores.
Buttgereit también ha dirigido un episodio de la serie Lexx en 1999 y videos para grupos como Shock Therapy, Mutter, Fleischmann, Dance or die y Tok tok vs. Soffy O.


Trabajó en 1996 en efectos especiales para la película El condón asesino (Das Kondom des Grauens) del director Martin Walz, basada en el cómic policíaco de temática gay y de terror de Ralph König. Una película con gracia, aunque no espectacular, que trata de unos condones asesinos que devoran penes. Luigi Mackeroni es un detective gay que sufre el ataque de uno de los monstruos, se le comieron un testículo y va tras la pista de estos seres. Es una odisea hilarante que tiene puntos brillantes como la castración de un candidato a la presidencia de los Estados Unidos y la posterior ira de uno de los dirigentes de la campaña ("¿Cómo que no se ha acabado la campaña? ¿Acaso cree que nosotros los estadounidenses vamos a elegir como presidente a un hombre que no tiene pene ni testículos?").

Para la parte creativa fue consultado nada más y nada menos que H.R. Giger, el creador de los monstruos de Alien y Species. Una combianción explosiva para recrear este cómic y a este detective que por momentos parece un precursor de Torrente con un aire de Almodóvar.

Finalmente, para éste año salió una nueva aventura del enmascarado super héroe, Captain Berlin vs. Hitler. Una absurda historia de serie B donde el héroe se enfrenta con el conde Drácula y el cerebro de Hitler. Véan el trailer ustedes mismos y ríanse de lo absurdo. http://www.youtube.com/watch?v=FVd2qV2Csis

Este es un homenaje de los oncemilfreaks para este gran director alemán. Odienlo o ámenlo.























viernes, 18 de septiembre de 2009

NUNCA LE MIENTAS A UNA BRUJA

Para hoy tenemos un delicioso aperitivo de día del amor y la amistad: nuestro polémico Orton Wuelles ha querido legarnos un delicioso manjar. Hemos querido ambientarlo con el fotograma (izquierda) de la película Cutting Moments, del año 1997, dirigida por Douglas Buck (traten de conseguirla, es imposible). Si quieren ver una escena terrible asómense a esto (http://www.youtube.com/watch?v=TTBEPS6n_8U) ADVERTENCIA, PARA MAYORES DE 18 AÑOS. CONTENIDO GRÁFICO EXPLÍCITO Y ESCENAS QUE PUEDEN RESULTAR HIRIENTES PARA EL ESPECTADOR. (Si quieren verla deben crear una cuenta en youtube).
Esto es lo que pasa cuando a una mujer no le ponen atención. Podría resultar una radiografía freak del despecho amoroso. Hail to bizarre love! Hail to Jörg Buttgereit!
Onetti también tiene un relato de este corte (se titula "El infierno tan temido").
NUNCA LE MIENTAS A UNA BRUJA
Por: Orton Wuelles
Cuando se repuso del dolor, Patricio quiso saber el motivo por el que la desconocida le había dado una patada en los testículos. La siguió cuando se encontró con ella en el supermercado. Tenía la misma blusa azul oscuro del día anterior. Se chocaron en una esquina y la mujer sin más se limitó a patearlo. El golpe lo tumbó al suelo sin respiración por unos minutos.
Cuando llegó a la casa y la mujer le abrió, se miraron. Ninguno encontró algo en la cara del otro.
Lo dejó pasar y dijo el poco cordial "qué se le ofrece". Cuando lo llevó hasta la bola de cristal y se sentó, Patricio reconoció a Gladys. Era la mujer a la que había abandonado por su actual esposa.
Ella, sin mirarlo, puso las manos en la curva del cristal y cerró los ojos. Unos fluidos como de cañería se removían al interior de la esfera.
- ¿Qué quiere saber sobre sus hijos?
- No quiero saber nada de ellos, Gladys. Quiero saber por qué me pegaste así. Estás irreconocible, ¿desde cuándo te dedicas a estas cosas?
- Eso es mi problema. Agradezca que no le hice nada peor. De hecho, le recomiendo que se vaya.
- ¿Por qué? ¿Quiero saber? ¿Qué pasa? Todo había acabado bien entre nosotros, ¿por qué sigues con esa agresividad? - la cara de Patricio se había empezado a tornar grasosa, tiñéndose de ridículo y falsa amabilidad.
- ¿De verdad quiere saber? ¿No quiere irse sin enterarse de algo terrible?
- ¿Qué puede haber de terrible en lo que pasó?
La mujer le puso una mano en la frente. Ambos cerraron los ojos. El brazo de ella parecía una rama de árbol colgada de la frente sudorosa del hombre. Por los movimientos parecía que una sanguijuela seca succionara pensamientos y aventara otros. La mente de Patricio se inundó de visiones predecidas por gritos de pitonisas antiguas y el gemido plácido de cualquier delirio producido por un alucinógeno. Vio a mujeres y hombres revolcándose en el suelo, repitiendo frases de idiomas inexistentes, convulsionando, poniendo en blanco los ojos, soltando litros de saliva...
"Cuando me dejaste por la que es tu esposa, yo descubrí mi poder. El dolor y la soledad me dieron poder para encontrar el dolor y la soledad de otros. Hoy has decidido recurrir a mí para completar mi venganza. Pero ha sido tu elección quedarte: tú buscaste sufrir. Has besado la boca de la serpiente que te muerde".
Patricio daba razones a Gladys para dejarla por una mujer diez años más joven.
- Mira, yo no puedo hacer nada. Te quise mucho pero ya no te quiero. Me enamoré de ella.
- Lo entiendo. Eso no significa que yo tenga que dejar de llorar. Es mejor que te vayas.
- Tú eres una persona super especial para mí. Ya encontrarás a otro que te quiera como te quise yo. Eso es seguro.
- A ti no te debe importar si lo encuentro o no.
- No me tengas rabia, niña. Ten por seguro que yo te amé tanto como la amo a ella.
- Si fue así, entonces déjame tranquila.
- Es más, si ambas épocas estuvieran juntas y todos fuéramos igual de jóvenes te habría elegido a ti.
"Cuando descubrí mi poder quise confirmar la frase. Verifiqué todos los pasados y futuros posibles. Te habría dejado en paz si me hubieras dicho la verdad. Serás el fruto de lo que sentiste por mí. Míralo tú mismo".
Gladys, Patricio y Camila tenían la misma edad. La edad del sonrojo y los furiosos deseos sexuales. Eran tan hermosos como son representados los ángeles y los primeros hombres que poblaron el mundo. Ambas lo amaban y decidieron confrontarlo. Ninguna tenía certeza de cuál de las dos sería su preferida: era como la decisión salomónica de cortar un bebé en dos mitades.
- Me quedo con Camila.
La Gladys de este sueño que se infiltraba en el mundo miró a la imagen del sueño del hombre que se llamaba Patricio. Se sintió mirado desde todas las edades y todos los futuros posibles. En todos era mentira su frase. Era un gran crimen que debía ser pagado con un solo y único futuro. El hombre apoyado en la mano de la mujer sintió que unas uñas se le clavaban en la frente, era una furia eterna y sin fin desplegada en una fuerza que parecía triturarle la cabeza. Las energías más oscuras del mundo venían a poblar su mente: mujeres embarazadas desangrándose por el efecto de puñaladas, una niña tratando de meterse en la vagina sus ojos recién arrancados, un hombre mirándose las entrañas y tratando de introducir a una mujer momificada en su cuerpo.
Patricio sintió un ardor en el ano y un relampagueo de luces mientras oía lo siguiente: "Me tuviste pesar... No dijiste la verdad... yo te amé tanto como la amo a ella... No tuviste el respeto suficiente para decirme las cosas... Tú eres una persona super especial para mí... Yo te elijo este futuro porque tú no fuiste capaz de elegir mi pasado, sólo lo hiciste por compasión... te habría elegido a ti...".
Cuando el hombre despertó sintió en la mejilla la mano pesada de un negro que le decía: "fuiste magnífico, amor". Al cerrarse la puerta con violencia, se levantó y se vio desnudo en una cama mugrosa de un motel de pobres. Le habían perforado el culo con una violencia que le impedía caminar. Se vistió. Llorando llegó a su casa.
Camila lo recibió con una sonrisa y, cuando ambos entraron a la habitación del niño, vieron la pantalla del computador encendida. Estaba viendo una foto en donde su padre salía semi dormido disfrutando de una enculada que le propinaba la polla del negro de marras. A Patricio se le ocurrió pensar lo más sabio y sin mentira que podría pensar en ese momento: "¡Ojalá le hubiera partido el culo a esa malparida!".

martes, 15 de septiembre de 2009

LA WENDY SULCA DEL PORNO

Paseándome por el centro di con unas revistas que no tienen comparación. Iba con un amigo, queríamos apropiarnos de una serie de libros policíacos y de vaqueros que hacían bulto en uno de los estantes. Cuando levantamos el paquete dimos con una curiosa revista porno "formato sueca" que resultó ser un extraño ejemplar de fotonovela. El impacto fue más duro que ver a las crías de cerdo chupando de las montruosas tetas que aparecen en el video de Wendy Sulca, tan popular en youtube.
El formato es pobrísimo. Los galanes y las hembras tienen la carne terriblemente distribuída. La edición parece mejicana y data de los años setenta. La historia es buena, algo inusual en el porno. Algunos diálogos parecen absurdos y abundan en frases y dichos que recuerdan a los clásicos (¿de qué? ¿del porno, de la literatura? no sé... juzquen ustedes).
Como en facebook no se pueden publicar fotos de material pornográfico (o semi pornográfico) en el blog de los once mil freaks (http://www.oncemilfreaks.blogspot.com/) publicamos todo el material. POR FAVOR MENORES DE 18 AÑOS ABSTENERSE.






























































domingo, 13 de septiembre de 2009

Fragmento de una carta para la madre.



...
- ¡Más puta será la suya! - me dijo el niño cuando le pregunté por su madre en tono poco decoroso.
Madre, tú sabes que no me molesta saber que soy un hijo de puta. No tengo dudas de que soy tu hijo y que si fuiste puta seguramente lo disfrutaste. O por lo menos no me consta que te disgustaran los hombres que traías a la casa.
Empujé al niño y le di una patada a la puerta. La mujer estaba recién salida del baño. No esperé a que se sorprendiera de verme con el arma apuntándole. La bala le dio en la frente. El niño vio el cadáver de su madre desnuda. Fue un disparo limpio, tan contundente como el punto final de una historia. Cuando la bala dio en la pared dejó un reguero de sesos que se acomodaron artísticamente en el suelo.
Te cuento todo esto madre porque sabes de mi trabajo, conoces que desde hace treinta años vengo practicando y trabajando en el discreto arte de matar. Soy un caballero: limpio muy bien el arma con la que debo matar, hago ejercicio todos los días, siempre saludo a la gente con una sonrisa y cumplo con mis obligaciones de hijo, visitándote y cuidándote como te mereces.
Como siempre me ha ido mal con las mujeres prefiero decir que mi madre es la mujer a la que más he amado en mi vida. Por eso te cuento todo, para que no te sientas tan sola cuando no puedo visitarte.
Maté a Zulma porque se lo merecía, esto ya no hace parte de mi trabajo. Fue una decisión tomada a partir del momento en que fui obligado a asesinar a mi mejor amigo. Ella era la típica buscona con tetas de silicona y esposo traqueto. No tengo nada contra las zorras ni los implantes ni los narcos. Ese es el mundo donde trabajo. Pero sí odio la deslealtad y la falta de amor.
Madre, estoy triste. Te quiero mucho. Soy un maldito solterón de cincuenta años y tú una hermosa viuda con migrañas horribles que ya pasa de los ochenta. Los viejos necesitamos mucha compañía. Ya me siento más afín a ti que a los de mi generación porque todos son exitosos o están muertos. Yo todavía soy un niño que llega a viejo con el miedo de dormir solo y que nunca llegue una mano tranquilizadora a posarse con ternura en mi frente. Tarde me di cuenta que todos tenemos la horrible necesidad de una caricia. Ya estoy gordo, pobre y feo como para poder buscar una pareja. Por eso te acompaño madre hasta que te llegue el último día y te apagues como una vela a la que uno proteje con las manos. Pero nunca has tenido queja de mí: siempre me lavo los dientes y nunca has visto manchas en mi ropa.
Soy un hombre solo y tengo pocos amigos. Uno de los últimos que me quedaba murió en mis manos, después de que le disparé por la espalda. Se llamaba Federico. Se me escurren las lágrimas cuando lo recuerdo. Jugábamos fútbol en la lejana infancia. Yo le quemaba las manos con la pelota de caucho. Nunca pude marcarle un gol. Eran los días hermosos en que uno podía fracasar jugando. Lo quise mucho, madre. Con un cariño que mucho psicoanalista pervertido podría llamar maricón. Esa es la estrategia que tienen todos esos cabrones para evitar la amistad entre los hombres. Ya sé que me enseñaste a no decir groserías. Lo siento.
Madre, quise tanto a Federico que pude perdonarle el hecho de que me quitara a la mujer que más quise en la vida. Las mujeres vienen y van. Desde que nacemos venimos con el pan debajo del brazo y una hilera de putas y mujeres encantadoras destinadas a darnos gusto o a producirnos dolor. La familia es algo que uno no puede elegir: puedes ser hijo de un santo o de un estafador, puedes ser hermano de una calenturienta o de una profesora que acosa a sus alumnos. Pero los amigos son seleccionados, son como segundos hermanos. Son la familia de la que uno se apropia para darle una suerte de belleza al mundo en que vive.
Cuando se llevó a la que era mi novia, Estela, yo nunca lo tomé a mal. A veces una persona puede ser mejor pareja con otro que con uno, mamá. Así me enseñaste que era la vida. Federico me pidió perdón y nos fuimos a emborrachar. Me dijo: "algún día me vas a quebrar por esto". No me lo creí. Tal vez uso ese pretexto para pensar que le quité la vida por un motivo más digno que la rabia de la buscona que pidió su cabeza.
He matado muchas veces. Por eso Zulma hizo que mi jefe me contratara. Lo tenía engatusado con esas tetas voluminosas que parecen flotadores de los que usan los niños pequeños en los brazos. Necesitaba matar a Federico por alguna sospecha estúpida o por alguna calentura insatisfecha. Por fortuna, cuando capturaron a su esposo, me pude dar el lujo de matarla sin represalias. Porque no existe más asesino en este país que yo. Eso no me enorgullece pero tampoco me tranquiliza.
Cuando fui a matarlo, Federico me miró con esa cara de tristeza que te dice ya sé a que vienes. Mamá, cuando murió se me acabó la infancia, se me fueron los recuerdos por el desagüe de un dolor infinito. Acosté al muerto y le di un beso en la frente. Y al cerrar la puerta se me escurrieron las lágrimas, mamita, empecé a llorar como nunca lo había hecho en la vida. Era como un dolor en la espalda. Algo terrible que te dice, mamá, algo terrible que te dice que todo está concluido. Era mi despedida del mundo. Tuve que apoyarme en un poste y vomitar. Seguí llorando sentado en el andén. Esa noche lloré en mi cama y quise ser un bebé o un niño que espera tu mano suave o el calor de tu pecho para dormirse. Mamá, todavía soy un niño. Te quiero muchísimo. Todavía hoy lloro mucho. Lo recuerdo riéndose en alguna tarde, desafiándome a que le hiciera el gol. Y una niña trenzuda, pelirroja y de dientes torcidos, saltando el lazo. No recuerdo su nombre. No olvido tampoco la ventana en la que tirábamos piedras para hacerle muecas y decirle groserías a la viejita que se asomaba. Con esa muerte se fue mi infancia, mamita, ahora sólo debo esperar un tiempo para seguir haciéndome más viejo y poder acompañarte en la mecedora. Tomando tu arrugada mano para mirar cómo pasan las horas en el silencio de tu casa vieja.
Por eso la maté, por eso maté a esa putica. Y aunque no apruebes mis métodos, trato de colaborarle a Dios para administrar la justicia en el mundo. Una justicia a mi modo. Te veré pronto para llenarte la cara de besos.
Atentamente,
tu hijo Eusebio Salcedo.